Considerando que el último año de gobierno estará marcado por las campañas electorales, podría decirse que con la Cumbre ALC-UE, de mediados de mayo, termina la primera mitad de este segundo gobierno de Alan García. El 28 de julio empieza el 'segundo tiempo'.
¿Qué balance puede hacerse del 'primer tiempo'? Al empezar el partido, García arrastraba un gran déficit de credibilidad ante sus propios votantes; superó ese problema, y la confianza que logró ayuda a entender que la economía haya seguido creciendo. Sin embargo, la constante caída en el nivel de aprobación a su gestión muestra que hay problemas estructurales serios, originados principalmente en el mal funcionamiento del Estado (lo que a su vez se manifiesta en problemas de corrupción e ineficiencia, más evidentes ahora con más recursos fiscales).
Así, a pesar de que "el Perú avanza", es claro que el Gobierno tiene graves problemas de legitimidad entre los sectores más pobres, y en la sierra y la selva. ¿Cómo ha respondido el Gobierno? Metiendo la pierna fuerte, jugando al filo del reglamento, metiendo patada a los corruptos, a los ineficientes (no a todos, ojo); a los perros del hortelano, satanizando a sus adversarios, cayendo en un discurso macartista. De seguir así, terminará con varias tarjetas rojas.
¿Qué cambios deberían hacerse para el 'segundo tiempo'? Muchos han señalado que el Gobierno necesita retomar la iniciativa política en torno a grandes reformas institucionales y sociales. ¿Por qué el Gobierno no avanza en esa dirección? El problema es que se trata de reformas más complejas y lentas, que requieren de la coordinación de muchos actores, de resultados menos visibles en lo inmediato, con grupos de interés poderosos en contra, y difusos a favor (recordar el debate sobre las reformas de "segunda generación"). Digamos que es más 'fácil' chocar contra el Sutep para imponerle unos exámenes de evaluación, que implementar un programa de capacitación que permita elevar el nivel de desempeño de los alumnos. ¿Por qué debería el Gobierno hacer lo más difícil? Porque seguir con lo mismo no está dando resultado; difícilmente alcanzará para los próximos dos años. Es momento para que la oposición se pronuncie y le proponga al país una agenda para los próximos dos años; también para que instituciones como el Acuerdo Nacional recuperen protagonismo.
Elementos de una agenda mínima: una gran iniciativa de desarrollo para el sur andino, como vanguardia de un renovado esfuerzo para combatir la pobreza; una gran iniciativa para elevar el nivel de la educación pública y una reforma política para que la representación del año 2011 sea mejor que la que tenemos. Para ello hay que volver a los temas de fondo, construir consensos más amplios y abandonar el camino macartista.
¿Qué balance puede hacerse del 'primer tiempo'? Al empezar el partido, García arrastraba un gran déficit de credibilidad ante sus propios votantes; superó ese problema, y la confianza que logró ayuda a entender que la economía haya seguido creciendo. Sin embargo, la constante caída en el nivel de aprobación a su gestión muestra que hay problemas estructurales serios, originados principalmente en el mal funcionamiento del Estado (lo que a su vez se manifiesta en problemas de corrupción e ineficiencia, más evidentes ahora con más recursos fiscales).
Así, a pesar de que "el Perú avanza", es claro que el Gobierno tiene graves problemas de legitimidad entre los sectores más pobres, y en la sierra y la selva. ¿Cómo ha respondido el Gobierno? Metiendo la pierna fuerte, jugando al filo del reglamento, metiendo patada a los corruptos, a los ineficientes (no a todos, ojo); a los perros del hortelano, satanizando a sus adversarios, cayendo en un discurso macartista. De seguir así, terminará con varias tarjetas rojas.
¿Qué cambios deberían hacerse para el 'segundo tiempo'? Muchos han señalado que el Gobierno necesita retomar la iniciativa política en torno a grandes reformas institucionales y sociales. ¿Por qué el Gobierno no avanza en esa dirección? El problema es que se trata de reformas más complejas y lentas, que requieren de la coordinación de muchos actores, de resultados menos visibles en lo inmediato, con grupos de interés poderosos en contra, y difusos a favor (recordar el debate sobre las reformas de "segunda generación"). Digamos que es más 'fácil' chocar contra el Sutep para imponerle unos exámenes de evaluación, que implementar un programa de capacitación que permita elevar el nivel de desempeño de los alumnos. ¿Por qué debería el Gobierno hacer lo más difícil? Porque seguir con lo mismo no está dando resultado; difícilmente alcanzará para los próximos dos años. Es momento para que la oposición se pronuncie y le proponga al país una agenda para los próximos dos años; también para que instituciones como el Acuerdo Nacional recuperen protagonismo.
Elementos de una agenda mínima: una gran iniciativa de desarrollo para el sur andino, como vanguardia de un renovado esfuerzo para combatir la pobreza; una gran iniciativa para elevar el nivel de la educación pública y una reforma política para que la representación del año 2011 sea mejor que la que tenemos. Para ello hay que volver a los temas de fondo, construir consensos más amplios y abandonar el camino macartista.
Perú.21, 29/04/2008