lunes, 10 de diciembre de 2007

Alberto Adrianzen: Disidencias. Los nuevos perros del hortelano


Hace unos días un amigo comentando las declaraciones del empresario José Chlimper, dijo que las mismas tenían un lado positivo: permiten abrir una discusión política y mostrar a los empresarios (o a una mayoría de ellos) tal como son. Mi punto de vista es contrario. Creo, más bien, que una persona civilizada y democrática, en ese orden, tiene la obligación de abstenerse de hablar como Chlimper.
Con ello no quiero justificar, menos promover, lo que podemos llamar la hipocresía y la mentira sociales, recursos, por lo demás, que los individuos emplean a menudo en una sociedad y que, en algunos casos, suelen ser calificados, como diría una canción de Joaquín Sabina, de mentiras piadosas. Los silencios muchas veces expresan y dicen más cosas que las propias palabras. Además, es mejor ser dueño de los silencios que esclavos de las palabras. Y esto es válido sobre todo para los políticos y para los llamados líderes de opinión como pretende ser el señor Chlimper.
Como es público Chlimper ha dicho:"He sido informado que el Presidente de la República le encargó el problema (se refiere a la huelga de los estibadores del puerto del Callao) al primer ministro… Me pongo a disposición de él no como el presidente del directorio de Agrotas (me imagino que es su empresa) ni como dirigente sino como Pepe Chlímper con mis armas (dice que son varias) con la licencia de Dicscamec para el jueves a las 6 de la tarde ir a tomar el puerto del Callao. Porque si la Marina no puede, yo la voy a tomar" (El Comercio 29/11/2007).
En otro momento afirmó que no era posible que 150 mil trabajadores pierdan "porque 600 o 700 malnacidos estén apoderándose del puerto del Callao… yo prefiero morir en el puerto del Callao antes de que ellos sigan ocupándolo como si fuese una fuerza de ocupación de un país vecino. Señor Saavedra yo quiero recibir las bombas molotov si es que mañana usted no entrega de regreso el puerto del Callao…".(ibid). Sin embargo, lo más importante es lo que dijo al final: "No estoy amenazando. Estoy haciendo uso de una invitación, de una convocatoria política, Los empresarios no podemos seguir simplemente declarando y haciendo notas de prensa".
El asunto Chlimper, por llamarlo de algún modo, va más allá de lo dicho hasta aquí. Ludwig Wittgenstein dice que imaginar un lenguaje es también imaginar una forma de vida. Por eso las palabras del empresario Chlimper no solo tienen el problema de que son dichas o enunciadas de una manera impune sino también que suponen la propuesta de una forma de vida (política) determinada, la que puede calificarse sin ninguna exageración de fascista.
Esta mentalidad fascistoide no solo proviene de considerar al otro simplemente como un "malnacido" sino también –disculpen la obviedad– porque se está defendiendo unos intereses muy distintos al de los "malnacidos" (o trabajadores). Cuando Chlimper nos dice que está defendiendo el 8% de las utilidades de sus diez mil trabajadores, lo que en realidad nos quiere decir es que está protegiendo el 92% de sus utilidades. En este contexto Chlimper ha encontrado que la mejor manera de resguardar sus intereses y los de su clase es a través de formas paramilitares.
Carlos Marx dice que "el hombre lleva su nexo con la sociedad en el bolsillo". Y eso lo saben perfectamente el señor Chlimper y otros como él. De ahí que haya decidido defender su bolsillo o mejor dicho su dinero con las armas. Es como decir: o mi plata o tu vida (malnacido). Por eso, si alguien considera la lucha de clases cosa del pasado, que escuchen bien a José Chlimper.
Sin embargo, hay otra pregunta; por qué este tipo de declaraciones hoy son posibles. Tengo la impresión, más allá de los deslindes que hace Jorge del Castillo cada cierto tiempo, que es el poder mismo el que promueve este lenguaje o, mejor dicho, este estilo de vida.
En la CADE última, el Presidente García les dijo a los empresarios que no contraten a asesores ex izquierdistas porque son pesimistas: "Hasta los ricos y empresarios buscan a los ex izquierdistas para asustarse entre ellos, sigan escuchándolos y verán que no invertirán un sol". Para luego decirles lo que "ustedes necesitan son personas que les inyecten valor y no temor". Chlimper es acaso el modelo de asesor propuesto por el presidente García para los empresarios. Alguien que infunde valor y no temor, y que está dispuesto a defender con las armas su bolsillo. Son algo así como una nueva raza de perros (armados) del hortelano: se comen todo y no dejan que el resto coma algo.


La República, 08/12/2007

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