Un comunicado de la Asociación Calandria, firmado por varias instituciones y personas, manifiesta su extrañeza por el hecho de que el canal siete no transmita en directo el juicio a Alberto Fujimori, y le reclama liderazgo ético.
En efecto, el canal del Estado no lo hace, a diferencia del N y el cinco, lo cual es una justificación de Jorge del Castillo para que el siete se abstenga de difundir, en vivo, lo que ocurre lunes, miércoles y viernes en la Diroes. Es un argumento que, además, le sirve al aprismo para que el fujimorismo le deba un favor. O para pagar alguno.
El premier -responsable político del canal- también se ha puesto en plan de broadcaster y promete evaluar el rating del juicio para determinar si lo transmitirán. Pero, con ese criterio, todos los programas del siete tendrían que cerrarse, con el perjuicio para el televidente pues en su 'parrilla' hay varios muy buenos.
Otro motivo indicado es que el juicio a Fujimori no encaja en la 'estructura informativa' del canal pues ahí se priorizan las decisiones relevantes del aparato público. Es otro argumento débil pues este proceso sí lo es al menos para el Poder Judicial y, en general, para ayudar en la construcción de una cultura democrática en el país, lo cual debiera ser una función del Estado.
Lo mismo podría plantearse sobre la difusión 'en vivo' de todas las actividades públicas del presidente de la República. A mí me es útil para mi trabajo periodístico, aunque probablemente a la audiencia solo le interese un resumen de su labor del día en el noticiero de la noche.
La verdad, sin embargo, es que algo similar podría decirse de la transmisión del juicio a Fujimori. En este sentido, podría ser interesante para la audiencia un resumen bien hecho, en la noche, con lo ocurrido en la audiencia del día.
El tema de fondo en este debate sobre la transmisión de juicio a Fujimori es para qué quiere el gobierno manejar un canal de televisión que, 'en teoría', es del Estado.
Es una diferencia importante, en la que, tengo la sensación, durante el gobierno aprista se está producido un deterioro en relación con lo avanzado en este terreno durante la administración de Alejandro Toledo. Pues, dicho con todo respeto, me parece que en algunos de sus actuales programas ya se les pasó la franela con Alan García.
En efecto, el canal del Estado no lo hace, a diferencia del N y el cinco, lo cual es una justificación de Jorge del Castillo para que el siete se abstenga de difundir, en vivo, lo que ocurre lunes, miércoles y viernes en la Diroes. Es un argumento que, además, le sirve al aprismo para que el fujimorismo le deba un favor. O para pagar alguno.
El premier -responsable político del canal- también se ha puesto en plan de broadcaster y promete evaluar el rating del juicio para determinar si lo transmitirán. Pero, con ese criterio, todos los programas del siete tendrían que cerrarse, con el perjuicio para el televidente pues en su 'parrilla' hay varios muy buenos.
Otro motivo indicado es que el juicio a Fujimori no encaja en la 'estructura informativa' del canal pues ahí se priorizan las decisiones relevantes del aparato público. Es otro argumento débil pues este proceso sí lo es al menos para el Poder Judicial y, en general, para ayudar en la construcción de una cultura democrática en el país, lo cual debiera ser una función del Estado.
Lo mismo podría plantearse sobre la difusión 'en vivo' de todas las actividades públicas del presidente de la República. A mí me es útil para mi trabajo periodístico, aunque probablemente a la audiencia solo le interese un resumen de su labor del día en el noticiero de la noche.
La verdad, sin embargo, es que algo similar podría decirse de la transmisión del juicio a Fujimori. En este sentido, podría ser interesante para la audiencia un resumen bien hecho, en la noche, con lo ocurrido en la audiencia del día.
El tema de fondo en este debate sobre la transmisión de juicio a Fujimori es para qué quiere el gobierno manejar un canal de televisión que, 'en teoría', es del Estado.
Es una diferencia importante, en la que, tengo la sensación, durante el gobierno aprista se está producido un deterioro en relación con lo avanzado en este terreno durante la administración de Alejandro Toledo. Pues, dicho con todo respeto, me parece que en algunos de sus actuales programas ya se les pasó la franela con Alan García.
Perú.21, 20/03/2008
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