En la tercera entrega del “perro del hortelano”, publicada ayer en El Comercio, el Jefe de Estado hace una férrea defensa de los éxitos del modelo económico que se aplica en nuestro país desde hace 18 años y de la consiguiente derrota de quienes hasta hoy propugnan la inviabilidad del mismo para solucionar el problema de fondo: la pobreza.
El Presidente enumera los montos y acciones que ejecutan los principales programas sociales a cargo del Gobierno Central. La cifra total es importante: S/. 3,278 millones al cierre del 2007, proyectándose un incremento de la misma hasta los S/. 4,500 millones para el 2008.
Asimismo critica a quienes señalan que los programas no están debidamente focalizados en tanto se han coordinado esfuerzos para que actúen simultáneamente en los 800 distritos más pobres bajo la estrategia “Crecer”.
Primer reparo. Por información de algunas empresas mineras que operan en varios de esos 800 distritos, la llegada de los programas que maneja el gobierno central, además de ser aún leve, no es para nada concertada. Cada quien sigue bailando a su propio ritmo y es por ello que la contundencia de la presencia en acciones y recursos es limitada.
El Presidente hace muy bien en señalar que el gasto social del Estado se ha duplicado en relación al 2005, pero es importante anotar, como lo precisa cada vez que puede el ministro de Economía, que una cosa es lo presupuestado, otro lo girado y otro lo ejecutado.
Demás está decir que el concepto de “impacto en la mejora de la calidad de vida de la gente” se percibe a posteriori de la obra ejecutada. Muy pocas cosas son inmediatas y directas, como las que hace “Juntos” por ejemplo, y que debería multiplicarse y ampliarse precisamente por el sentido de la inmediatez.
También nos recuerda la exuberante cifra de 13,600 millones de soles de inversión prevista para gobiernos locales y regionales (cuatro veces más que en el 2005) por diferentes conceptos: presupuesto, canon, plata depositada en el Banco de la Nación, otros, etc.
Además del problema de la temporalidad, es terrible tener que admitir que por problemas de eficacia en la gestión, los fondos que representan las 2/3 partes de la inversión social sigan con un grave problema de inmovilidad.
Sobre todo porque si bien la meta del gobierno es alcanzar un nivel de pobreza del 30% en el 2011, desde el 42% en el que nos encontramos hoy, cómo se puede explicar que en departamentos como Apurímac, Ayacucho, Huancavelica y Pasco, la pobreza, en medio de una gran cantidad de nuevos recursos, se haya elevado del 2004 al 2006 en 9,5%, 12,5%, 3,9% y 5,5% respectivamente.
Finalmente, hace bien el Presidente en aludir a la pobreza educativa como el sustrato que permite que miles de peruanos sean engañados sobre los motivos y las salidas “reales” a su situación de pobreza material.
Es el principal alimento para la subsistencia del perro del hortelano en el Perú.
El Presidente enumera los montos y acciones que ejecutan los principales programas sociales a cargo del Gobierno Central. La cifra total es importante: S/. 3,278 millones al cierre del 2007, proyectándose un incremento de la misma hasta los S/. 4,500 millones para el 2008.
Asimismo critica a quienes señalan que los programas no están debidamente focalizados en tanto se han coordinado esfuerzos para que actúen simultáneamente en los 800 distritos más pobres bajo la estrategia “Crecer”.
Primer reparo. Por información de algunas empresas mineras que operan en varios de esos 800 distritos, la llegada de los programas que maneja el gobierno central, además de ser aún leve, no es para nada concertada. Cada quien sigue bailando a su propio ritmo y es por ello que la contundencia de la presencia en acciones y recursos es limitada.
El Presidente hace muy bien en señalar que el gasto social del Estado se ha duplicado en relación al 2005, pero es importante anotar, como lo precisa cada vez que puede el ministro de Economía, que una cosa es lo presupuestado, otro lo girado y otro lo ejecutado.
Demás está decir que el concepto de “impacto en la mejora de la calidad de vida de la gente” se percibe a posteriori de la obra ejecutada. Muy pocas cosas son inmediatas y directas, como las que hace “Juntos” por ejemplo, y que debería multiplicarse y ampliarse precisamente por el sentido de la inmediatez.
También nos recuerda la exuberante cifra de 13,600 millones de soles de inversión prevista para gobiernos locales y regionales (cuatro veces más que en el 2005) por diferentes conceptos: presupuesto, canon, plata depositada en el Banco de la Nación, otros, etc.
Además del problema de la temporalidad, es terrible tener que admitir que por problemas de eficacia en la gestión, los fondos que representan las 2/3 partes de la inversión social sigan con un grave problema de inmovilidad.
Sobre todo porque si bien la meta del gobierno es alcanzar un nivel de pobreza del 30% en el 2011, desde el 42% en el que nos encontramos hoy, cómo se puede explicar que en departamentos como Apurímac, Ayacucho, Huancavelica y Pasco, la pobreza, en medio de una gran cantidad de nuevos recursos, se haya elevado del 2004 al 2006 en 9,5%, 12,5%, 3,9% y 5,5% respectivamente.
Finalmente, hace bien el Presidente en aludir a la pobreza educativa como el sustrato que permite que miles de peruanos sean engañados sobre los motivos y las salidas “reales” a su situación de pobreza material.
Es el principal alimento para la subsistencia del perro del hortelano en el Perú.
Correo, 03/03/2008
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