Se ha criticado que el Presidente de la República casi no menciona el tema de la educación en el aplaudido discurso que pronunció en la CADE de Trujillo. Creo el motivo por el cual el tema de la educación pública es en los hechos casi un tabú, es porque es muy difícil para un gobierno reconocer y enfrentar la dura realidad sin maquillaje. Y está es que el estado peruano no tiene los recursos ni la capacidad para proporcionar una buena educación en dos niveles de primaria y secundaria. Sostener a la vez ambos se ha convertido en una carga excesiva para el Estado. En consecuencia, éste es u campo en el que el Gobierno cumple a cabalidad la metáfora del "perro del hortelano" que el presidente ha hecho popular. No educa bien, ni deja educar.
El Estado peruano debe concentrar sus esfuerzos y recursos en proporcionar una educación primaria de calidad a los estudiantes y dejar la secundaria en manos privadas. Sólo cuando se tome esa desición valiente - modificando el art.16 de la Constitución- se podrá avanzar en el sentido correcto y salir del actual estancamiento.
Que la calidad de la educación es la llave del progreso es demasiado obvio para que tenga que ser demostrado. No lo es el TLC ni el mejor acuerdo comercial, aunque ayuden. Tampoco los recursos naturales. La clave del progreso es la inteligencia de los hombres. Es decir, recurso natural que camina. Así lo ha sido desde el comienzo de la historia y seguirá siendo hasta que termine. pero la inteligencia debe ser despertada y desarrollada temprano.
La educación que el Estado proporciona actualmente en sus dos niveles es una burla cruel y una estafa, y ha reducido a una parte de nuestra población a la condición de semilisiados mentales.
Reconozco que retirarse de la educación secundaria para dejarla en manos privadas constituye un gran reto político, por de pronto porque la demagogia y el SUTEP se opondrían con todas sus fuerzas. Pero si se hace gradualmente y se diseñan programas para que los mejores alumnos reciban becas que cubran el costo de la etapa secundaria, la oposición disminuiría y la racionalidad podría dominae el debate. ¿Cómo financiar esas becas? En parte con el producto del alquiler de los locales de colegios públicos que el Estado dejaría de utilizar y que pondría en manos privadas. ¿Y por qué no acudir también a la colaboración del empresariado?
Sé de colegios privados en los barrios marginales que proporcionan una educación muy superior a la que ofrecen los colegios estatales cercanos, a un costo de cincuenta soles mensuales. Las condicionaes materiales de esos colegios, son con frecuencia deficientes, por sus maestros están motivados y, en consecuencia, sus alumnos lo están también.
Mientras no se reconozca esta realidad de la incapacidad estatal para proporcionar una buena educación en ambos niveles y se actúe en consecuencia, la educación pública seguirá siendo la Cenicienta, la vergüenza de nuestra sociedad y el mayor obstáculo para el desarrollo del país.
Gestión, 11/12/2007
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