Un debate fundamental posterior a la aprobación del TLC con nuestro país, por parte del Senado de los Estados Unidos, es si el crecimiento económico será todo lo integrador que necesita para ser políticamente viable.
Una manera optimista de ver esto está expresada en el libro de Jaime de Althaus La revolución capitalista en el Perú, que comenté hace algunas semanas. Según De Althaus, las reformas orientadas al mercado -iniciadas en 1990- habrían diversificado, articulado y descentralizado el aparato productivo, por lo que el crecimiento llevaría, tarde o temprano, a una reducción notoria de la exclusión.Para consolidar este camino, habría que hacer reformas en la estructura de la propiedad agraria, en la legislación laboral y en la administración pública, especialmente en educación y salud. Desde su propio ángulo, el presidente García ha propuesto mejorar la eficiencia del gasto y promover la inversión para consolidar el crecimiento. ¿Este es el camino?
El libro de Guillermo Rochabrún Batallas por la teoría. En torno a Marx y el Perú (Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 2007, 559p.), de reciente aparición, nos da elementos para entender los límites de la "revolución capitalista".
En un texto de hace más de 30 años, el autor caracterizó al Perú como signado por un "capitalismo subdeterminado": así, "salario no significa proletariado, crecimiento no es sinónimo de acumulación capitalista, expansión del capitalismo no equivale al desarrollo inequívoco de relaciones de clase predeterminadas (... ) en una realidad como la peruana, hay que construir un análisis global que reúna capitalismo y economía de subsistencia, sin temor a ser acusados de 'neo-dualismo'".
¿Sigue siendo válido este diagnóstico? Parecería que, con el cambio de modelo económico, el sector moderno ha tenido ciertamente una gran transformación, pero coexiste con otra parte del país, muy grande, que no logra articularse a los circuitos de acumulación capitalista. Tenemos un sector vinculado a productos poco rentables, mercados aislados, con escaso acceso a información, tecnología, crédito, una población con bajos niveles educativos, por lo que no ha sido capaz de seguir las "señales del mercado" y mudar hacia otras actividades (los que pudieron, lo hicieron, como lo atestigua la intensa migración). Esto permite entender por qué, a pesar del crecimiento, persisten la pobreza y el descontento ciudadano.
Cambiar esto requeriría una agresiva política social, no de un carácter asistencial, que aumente las capacidades y oportunidades de esta población... muy poco de esto se ve hasta ahora, acaso por el diagnóstico optimista reseñado más arriba. En realidad, deberíamos pensar en que no se trata de hacer más y mejor de lo mismo, sino de hacer también otras cosas.
Perú 21, 18/12/2007
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